Las 23:40 h. María y Raúl se tienden en la cama. Él bosteza, ella se levanta, ha olvidado lavarse los dientes. Cuando vuelve a la cama Raúl ya duerme. Ella lo mira y se tiende a su lado, se arremolina en su costado, siente el calor de Raúl, pero él ya no esta.
¿Qué
tempestades azotan de nuevo mi ser?
Siento
que te pierdo, cada nuevo paso que das, invade mi alma, inundándola,
perforándola, quebrándola...
Mañana
será otro día mas, pero mañana no te veré, te negaré por tres veces, por cinco,
por siete... quizás luego me arrepienta, pero que mas da, si quiera un minuto
habré volado, habré encarcelado mi ser amante, mi razón enamorada, mi instinto
sediento para poder SER.
Hace
tanto, tanto... que no recuerdo cuando empezó esto y sin embargo deseo ser
justa pero me supera esa mierda de niño depredador, de lo cruel inocente que
llegas a ser cuando estas conmigo.
Y
desperté, y te vi recostado en mi almohada y desee por unos instantes tenerte
prendido del firmamento, y vi en tus labios mis mentiras.
2 comentarios:
Cuantas verdades contenidas en esas mentiras!!
y cómo la culpa , el miedo y el dolor frenan a cuántas Marías, a cuándos Raúles...
Culpa, miedo, dolor...paralizantes, sí!
En cambio, que sencillo es todo en una mirada inocente y sabia ...
Publicar un comentario