María, esa noche como una de tantas noches, ahogó sus ganas. Raúl estaba cansado y vacío...
Al día siguiente llamo a Gonzalo, le propuso un encuentro, quedaron en verse en el acostumbrado café de siempre. Gonzalo accedió.
Se miraron, se sentaron y en silencio tomaron, ella una infusión de menta, y él un café con leche. Gonzalo la miro profundamente y pronuncio su nombre rozando suavemente el antebrazo de María, ella se estremeció. Ya en la calle, caminaron sin rumbo fijo, solo escuchaban su respiración, sintiendo lo que sus cuerpos estaban gritando y en el anonimato de la muchedumbre Gonzalo paró la marcha, atrajo hacía sí a María, apretando sus labios contra los de ella.
Subieron las escaleras de aquel motel, y allí en la habitación 515 se besaron. Gonzalo cogió entre sus dos manos la cara de María, volvió a repetir su nombre, la miro y la beso dulcemente. Ella acarició su torso quitándole la camisa muy lentamente... Gonzalo desabrocho la camisa de María entreteniéndose en sus pechos, María lentamente pero con firmeza acaricio su sexo,...se sintieron, temblaron, se reconocieron... ya no había vuelta atrás... Gozaron de sus cuerpos, expresaron con gemidos, con palabras susurradas, con caricias y silencios todas las ausencias sentidas.
Salieron del motel en silencio, María con el cabello húmedo, Gonzalo con los ojos húmedos. Cuando se despidieron Gonzalo escondió su rostro en el regazo de María, suplicando un perdón que no le correspondía dar a ella.
En ese momento María descubrió lo que tanto había buscado en Gonzalo, el fallo, la tara, la debilidad...Y sin quererlo encontró su fallo, su tara, su debilidad...María buscaba el amor. Gonzalo...qué buscaba Gonzalo solo él lo sabía. Lo cierto es que antes de despedirse rompió a llorar, recordando a su mujer. Se despidieron casi furtivamente.
Durante los días siguientes no se vieron ni se llamaron. Pero la soledad acucio sus instintos... volvieron a llamarse, volvieron a explicarse las ausencias, los vacíos, las dudas, los sin sentidos.
Sin ser habitual, de tanto en tanto se veían, compartían paseos por la montaña, charlas en algún que otro bar de pueblo cercano a su ciudad, mañanas de mercado y sexo con sabor a mango y piña, aderezando sus cuerpos con el carboncillo con el que María trazaba lineas sinuosas que respondían la las luces y sombras de sus respectivas almas
María era feliz, nunca sintió que estuviera traicionando a Raúl, sentía amor por los dos, nunca se había sentido tan plena, desbordante y llena de vida.
Salieron del motel en silencio, María con el cabello húmedo, Gonzalo con los ojos húmedos. Cuando se despidieron Gonzalo escondió su rostro en el regazo de María, suplicando un perdón que no le correspondía dar a ella.
En ese momento María descubrió lo que tanto había buscado en Gonzalo, el fallo, la tara, la debilidad...Y sin quererlo encontró su fallo, su tara, su debilidad...María buscaba el amor. Gonzalo...qué buscaba Gonzalo solo él lo sabía. Lo cierto es que antes de despedirse rompió a llorar, recordando a su mujer. Se despidieron casi furtivamente.
Durante los días siguientes no se vieron ni se llamaron. Pero la soledad acucio sus instintos... volvieron a llamarse, volvieron a explicarse las ausencias, los vacíos, las dudas, los sin sentidos.
Sin ser habitual, de tanto en tanto se veían, compartían paseos por la montaña, charlas en algún que otro bar de pueblo cercano a su ciudad, mañanas de mercado y sexo con sabor a mango y piña, aderezando sus cuerpos con el carboncillo con el que María trazaba lineas sinuosas que respondían la las luces y sombras de sus respectivas almas
María era feliz, nunca sintió que estuviera traicionando a Raúl, sentía amor por los dos, nunca se había sentido tan plena, desbordante y llena de vida.
¿Qué hacer cuando las palabras
dichas o escritas no quieren o no pueden reflejar lo que se siente?
Toma tiempo saber, entender ,
comprender, que no quieres dañar a nadie, que por encima de todo está el amor,
un amor que te lleva a compartir momentos, situaciones, a veces malas, a veces
buenas… o simplemente situaciones que nos hacen crecer y que nos mueven
precisamente hacia el Amor, situaciones reales, o no… en donde hasta las
piedras podrían hablar, en donde tú ya no eres tú, donde te fundes con algo
inconmensurable, te fundes en una dicha y gozo indescriptible…
El ruido de las chicharras, las
voces cercanas pero ya lejanas de los críos, de los amigos, el aire traspasando
mi cuerpo, envolviéndome, convirtiéndome en el aire mismo, ese ave rapaz
avalanzándose sobre su presa al lado de la charca…el reflejo de las nubes en
ella, el reflejo anaranjado del sol sobre el agua, el movimiento ondulante de
los juncos, del mimbre, de los cañizos, semi hundidos en el agua, ese movimiento
de vaivén…No existo y sin embargo qué plenitud!
Este sentimiento que me protege y me
permite ser como soy…¿lo creo yo? No me es extraño, recuerdo mi infancia con
momentos así, imagino y siento que me he boicoteado la felicidad, ¿por miedo a
perder tanta dicha?
Bueno ahora es diferente, me siento
creadora de mi felicidad y quiero compartir mi ser viviendo con otras personas,
con las plantas, los animales, las piedras, el aire; y quiero proteger este
sentimiento permitiendo que cada momento sea como sea, que cada persona sea
quien sea y cada situación sea lo que sea, aun a riesgo de perder, o no!!! Todo
dependerá de lo que yo necesite para aprender, para crecer.
Esta noche he tenido un
sueño…intento recordar y lo único que sé es que he ayudado a mucha gente, pero
no sé de qué manera; luego he visto encima de nuestras cabezas una red de
conexiones que se iba ampliando y conectando cada vez más numerosa, su color
era precioso, de un azul aterciopelado increíble, como ese azul de las noches del pueblo.
"Quiero poder abrir la mano y soltar lo que hoy ya no está, lo
que hoy ya no sirve, lo que hoy no es para mí, lo que hoy no me pertenece. No
quiero retenerte, no quiero que te quedes conmigo
porque yo no te dejo ir. No quiero que hagas nada para quedarte más allá de lo que quieras. Mientras yo deje la puerta abierta voy a saber que estás acá porque te quieres quedar, porque si te quisieras ir, ya te habrías ido…"
porque yo no te dejo ir. No quiero que hagas nada para quedarte más allá de lo que quieras. Mientras yo deje la puerta abierta voy a saber que estás acá porque te quieres quedar, porque si te quisieras ir, ya te habrías ido…"
-¿Dónde he leído esto? No lo sé, pero que bonito!!!
4 comentarios:
parece que la puerta del pasado no termina de cerrarse y la del futuro no está abierta del todo. no sé cómo va a terminar esto la verdad.
Los finales son eso, finales. De lo que acontezca hasta que ocurra ese final...paciencia!!!
Quizás la vida nos muestre que final y principio son una misma cosa. Se cierra el círculo y todo comienza de nuevo aunque tome otra forma . Siempre experimentando...
Habremos descargado mochilas, integrado nuestras sombras, corregido errores... pero seguiremos viviendo experiencias que nos mostrarán que todo está por vivir, que todo es completamente nuevo .
No es eso lo maravilloso de la vida?
SIIIIIIII, precisamente eso!!!!
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