El
tiempo se acaba... ya no puedo mas... que desolación, que tristeza... mi vientre se
marchitará sin haber recibido una nueva vida; tú me ofreces muerte.
No
anhelo tus semillas, no las quiero, y sin embargo como me gustaría...
María se sentía extraña, deseaba ser madre, pero deseaba un hijo de otro hombre, de otros hombres. Siempre pensó que hubiera estado bien procrear criaturas, cinco por lo menos, de distintos padres...cual abeja reina, pero las normas sociales impuestas, el miedo a ser considerada una puta y la responsabilidad de sacar adelante a esas posibles criaturas pudieron mas que su anhelo de libertad . No en vano, en su adolescencia había sentido atracción por cinco chicos, nunca se decanto por uno solo, no podía, los quería a los cinco pero ninguno de ellos la colmaron.
A pesar de ello, María batallaba con la imagen que el espejo le devolvía cada mañana, y recordaba la figura rechoncha y grácil de su abuela, ese moño gris aperlado y esa inmensa sonrisa que llenaba no solo las estancias por las que pasaba, sino también el ánimo de todo aquel que se le acercara, y de como cantaba entre susurros La Internacional Socialista.
María admiraba profundamente a su abuela, ya no estaba, pero la buscaba inacansablemente en el espejo.
María se sentía extraña, deseaba ser madre, pero deseaba un hijo de otro hombre, de otros hombres. Siempre pensó que hubiera estado bien procrear criaturas, cinco por lo menos, de distintos padres...cual abeja reina, pero las normas sociales impuestas, el miedo a ser considerada una puta y la responsabilidad de sacar adelante a esas posibles criaturas pudieron mas que su anhelo de libertad . No en vano, en su adolescencia había sentido atracción por cinco chicos, nunca se decanto por uno solo, no podía, los quería a los cinco pero ninguno de ellos la colmaron.
A pesar de ello, María batallaba con la imagen que el espejo le devolvía cada mañana, y recordaba la figura rechoncha y grácil de su abuela, ese moño gris aperlado y esa inmensa sonrisa que llenaba no solo las estancias por las que pasaba, sino también el ánimo de todo aquel que se le acercara, y de como cantaba entre susurros La Internacional Socialista.
María admiraba profundamente a su abuela, ya no estaba, pero la buscaba inacansablemente en el espejo.
Las
distancias se agrandan, para bien o para mal, y yo estoy sola, como siempre,
esta barrera me inquieta, es la misma de siempre, la de los cinco años, cuando
no podía acercarme a ningún niño o niña para jugar; la de los trece años,
cuando no podía entablar una conversación sin sonrojarme; la de los dieciséis
años, adolescencia, cohibida; la de los veinte y un años, la de los treinta
años, la de los treinta y cinco años....
Hasta
cuando arrastraré esta barrera. Mi alma se comprime, se deprime, se doblega, se
arruga, se pliega, me falta luz, amplitud....
3 comentarios:
Y donde va la vida? Qué camino sigue?
O es el camino (Tao) la propia vida ?
Creo intuir que para María la Vida es el camino...veremos.
SI
Publicar un comentario