VI
La mirada inocente de Diego se posa en el cuerpo azul verdoso del periquito enjaulado, en los saltos nerviosos del animalico, en sus cantos, en la manera en que gira e intenta volar en un espacio imposible...
Raúl, sentado en el sofá, mientras mira a Diego, compite en la ardua y encomiable labor de descascarillar pipas, tal periquito enjaulado; entretanto María prepara la cena.
Y....
La renuncia....
La renuncia....
No
discutir, no indagar más allá, peligro de muerte, o ... muerte ya...
Y a
pesar de todo, ¿eres víctima? ¿eres verdugo?
Una noche mas, y Raúl ,ausente, se tiende en la cama, de su boca solo unas palabras:
- ¡apaga la luz!-
María traga las palabras que quisiera decirle, y en la penumbra de la noche, dibuja trazos inexistentes en su vacío corazón, lo que su boca calla...
¡quiero leer! ¡ostras! ¡no discutir!
Encima esto... desde hace cinco años ¿cuántas veces he leído como antes? ¡donde esta mi libertad! Si el amor es renunciar a uno mismo, yo reniego del amor, no lo quiero. Pensaba que el amor todo lo puede, ingenua de mí, llegué a pensar incluso, que podríamos crecer juntos, ¿juntos? Admiraba tu honestidad, me decepcionas, admiraba tus ojos profundos, ¿profundos de qué, de qué pensamientos, o de qué cosas? Admiraba tus labios carnosos incitándome a besarlos...me gustaba tu interés por todo lo mío. Pero, ahora me siento sujeta a no sé qué. Te siento tan lejos, tan distante...anhelo mi libertad, anhelo las salidas sin explicaciones, anhelo las noches enteras leyendo, anhelo los días de amigos adolescentes, con todo por descubrir, anhelo de inquietudes, de conversaciones, de juegos y viajes.
Una noche mas, y Raúl ,ausente, se tiende en la cama, de su boca solo unas palabras:
- ¡apaga la luz!-
María traga las palabras que quisiera decirle, y en la penumbra de la noche, dibuja trazos inexistentes en su vacío corazón, lo que su boca calla...
¡quiero leer! ¡ostras! ¡no discutir!
Encima esto... desde hace cinco años ¿cuántas veces he leído como antes? ¡donde esta mi libertad! Si el amor es renunciar a uno mismo, yo reniego del amor, no lo quiero. Pensaba que el amor todo lo puede, ingenua de mí, llegué a pensar incluso, que podríamos crecer juntos, ¿juntos? Admiraba tu honestidad, me decepcionas, admiraba tus ojos profundos, ¿profundos de qué, de qué pensamientos, o de qué cosas? Admiraba tus labios carnosos incitándome a besarlos...me gustaba tu interés por todo lo mío. Pero, ahora me siento sujeta a no sé qué. Te siento tan lejos, tan distante...anhelo mi libertad, anhelo las salidas sin explicaciones, anhelo las noches enteras leyendo, anhelo los días de amigos adolescentes, con todo por descubrir, anhelo de inquietudes, de conversaciones, de juegos y viajes.
Y...
por el resquicio de la puerta, una luz, una luz que no es la mía, que no me
pertenece, pero que linda es, como me gustaría bañarme en ella sin temor, sin
miedos, sintiendo solamente la vida, la vida, la vida, la vida...
2 comentarios:
Saliste de tu ostracismo y ya nada nunca va a ser igual así que ¡Venga María un empujoncito y a caminar hacia esa luz, hacia esa libertad que tanto anhelas!!
...esta María!!!!...
Creo que de empujón nada, hay que lanzarla directamente!!!jajajaja
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